EL GRAN CALESITERO

Hollywood tiene los Oscar.
Ituzaingó el Premio Santa Rosa.
Los Oscar son el glamour.
Los Santa Rosa los valores.
Imagine una calesita y a ella subidos varios miembros de la comunidad de Ituzaingó que fueron propuestos por el pueblo como personalidades ilustres.
Sé que usted hace rato no se sube, por eso le propongo el ejercicio de ponerse en el lugar de Goyaud, el creador del Premio o del mismísimo intendente Descalzo que desde la primera fila de la Escuela 1 fueron presenciando como de ella se bajaban el hijo del general Cogorno, Graciela Mosches, Jorge Martínez acompañado de Nora Cortíñaz y Sarita Steimberg, el coro Renacer con su director Alejandro Mendiondo, Mario Passarini, Virginia Márquez, la gente de la Fundación Pordecir y Graciela Ledesma.
Nominados, nominadores en su mayoría (en esta ocasión) representantes de la cultura de un pueblo que quiere ser ciudad, pero no se olvida de sus orígenes.
Después de momentos muy emocionantes donde los premiados que saben de logros y reconocimientos a nivel nacional, resaltaron la importancia de ser premiados por sus vecinos… la música se fue apagando (si bien hubo algún problemita con el audio en ningún momento dejó de sonar en mi cabeza), la calesita fue aflojando su marcha a medida que se fueron bajando los personajes… se retiraron los funcionarios, los nominadores, los premiados, los amigos y quedamos solos: el calesitero y yo.
En mi caso quizás por alguna cuestión casi morbosa de querer ver más, conocer más a nuestras personalidades. De respirar y sentir latir los espíritus de tanto hombre y mujer haciendo cosas por los demás.
Este siempre es un momento mágico.
Rolando y yo con la estela que deja la calesita junto a sus tripulantes… La Escuela 1 desierta. Los ecos del evento mezclados con los chicos que lo habitan siempre… el agotamiento de Rolando y la vocecita de Leonor: ¿será posible que otra vez se nos haya caído el cartel del Museo?
La distensión, las risas… afuera la Plaza 20 de Febrero ajena a lo que se acababa de vivir…
Tal vez envidiando de los Premios Santa Rosa el que fuera verdadero nombre de este pueblo. Pero esa es otra historia.
Prefiero ahora quedarme con la magia recreada desde hace 16 años por Rolando Goyaud y sus Premios Santa Rosa.
Hollywood con sus Oscar jamás estuvo tan lejos.

Daniel Jorge Galst